Sábado por la mañana en la estación de Barcelona. Aquí estoy esperando a mi novio que viene directamente del aeropuerto. Nuestro objetivo este fin de semana: explorar Barcelona – la metrópoli catalana – o, como mínimo, hacernos una idea de la ciudad entre montaña y mar.
Llegar y orientar
De ninguna manera es posible ver todas las curiosidades turísticas, probar todos los restaurantes y bares recomendados, visitar los museos interesantes y los barrios de moda de la capital animada de Cataluña en dos días. Pero: quien no se aventura no pasa la mar. Por eso empezamos nuestra aventura y salimos de la estación Barcelona Sants, un poco ciegos y desorientados, lo reconozco. Lo más importante es la dirección correcta. Nos orientamos por nuestro hostal para poder dejar el equipaje lo antes posible.
Vamos siempre en derechura tomando la metro en dirección al centro de la ciudad, porque nuestro alojamiento está enfrente de la Universitat de Barcelona, cerca de la Plaça Catalunya. No obstante, ya cambiamos nuestro plan durante el trayecto con el metro. Salimos la siguiente parada, buscamos una cafetería y planeamos el fin de semana de forma más organizada. Con un café con leche y croissants sabrosos.
Buscando las huellas del gótico
Dejando la táctica del viaje al azar, nos decidimos por el momento a un paseo al Barri Gòtic, el barrio más antiguo de Barcelona. Nuestra guía turística propone una ruta bastante interesante durante la cuál se pasa por todas las curiosidades turísticas importantes. Perfecto para todos que no tienen mucho tiempo durante el viaje. De la Catedral de la Santa Creu i Santa Eulàlia, donde se puede ver gansos en el claustro, hasta el Palau de la Generalitat, donde está la sede del gobierno catalán y la maravillosa Plaça Reial con sus restaurantes y cafés debajo de las palmeras. Durante nuestro paseo vemos todos los importantes edificios góticos de Barcelona. Al mismo tiempo nos acercamos al mar. Por la tarde hacemos una pausa con paella rica y una cerveza fría.
Lugar del evento
Después de haber dejado las mochilas en el alojamiento por fin, nos ponemos en camino al monte de Barcelona, que se llama Montjuïc. El monte de una altura de casi 200m ya estaba el sitio de muchos eventos, pero también si nada está programado atrae desde siempre tanto los turistas como los habitantes. Los restos de la exposición universal de 1929 como el pabellón alemán de Mies van der Rohe, la Font Màgica, el parque alrededor del monte o el castillo impresionante en el punto más alto del Montjuïc, allí hay mucho para ver.
Desde el castillo se tiene unas vistas maravillosas sobre toda la cuidad y las áreas olímpicas detrás (en 1992 los Juegos Olímpicos de Verano tuvieron lugar en Barcelona) con la torre telefónica gigante. Aquí reposamos unos minutos antes de que nos sumerjamos en el tumulto. Poco después estamos sentados muy apretados con cientos de personas en la escalera delante de la Font Màgica. Estamos todos curiosos por el juego de luces. Empieza a las 19:00 con los saltaderos saltando al compás de la música y acompañados de luces de muchos colores.
Juego de luces
Después de esta presentación ya es la hora para cenar. Tenemos verdaderamente muchas opciones: restaurantes y bares de tapas bordean casi ilimitadamente las calles de Barcelona, sobre todo en los barrios modernos. Salimos en busca en el barrio Eixample. Por fin, encontramos un restaurante fantástico en el mar de posibilidades.
Las obras maestras de Gaudí
El domingo queremos visitar las atracciones principales de Barcelona: la Sagrada Família y la Casa Milà, ambos edificios son del arquitecto famoso Antoni Gaudí. Llenos de ilusión nos ponemos en camino a la Sagrada, que todavía no está terminada. Pero en la hora de llegar, de repente nuestros estados de ánimo se cambian. No hemos reservado los tickets en línea. Por eso no podemos entrar. Hay que hacer cola delante de la venta y esperar si todavía hay tickets para este día. ¡Vale mucho la pena reservar antes en línea! Esta vez, tenemos suerte y podemos entrar a las 13:00.
Hasta entonces, aprovechamos el tiempo y visitamos el fascinante Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, construido al estilo moderno catalán. No está lejos de la Sagrada Família. Después continuamos nuestro tour de arquitectura. Escuchando al audioguide mientras que deambulamos por la azotea y las salas de exposición en las plantas superiores de la Casa Mila. En el lenguaje popular la llaman „La Pedrera“, porque al principio el edificio con su fachada desigual no gustaba por nada a los habitantes. Nosotros, en cambio, nos quedamos boquiabiertos por la arquitectura innovador y sorprendentes de Antoni Gaudí. Entonces hay que soltarse para no perder la entrada a la Sagrada Família, el edificio a cual Gaudí dedicaba su vida. En cierto modo seguimos el desarrollo cronológico de su obra.
Símbolo de Barcelona
Poco impresionados desde fuera, nos preguntamos cual sea la cosa particular de esta iglesia. A parte de las grúas de construcción que dominan también 130 años después del inicio de la construcción el imagen diario y todos los elementos y torres que se nota, pero que no hacen pensar a una iglesia. Cambiamos nuestra opinión inmediatamente cuando pasamos la puerta de entrada. Entusiasmados de la manera de construcción muy moderna y el espacio interior inundado de luz. Estamos de acuerdo que esta iglesia es única, no sólo por su historia, sino también porque simplemente no corresponde a una iglesia típica.
Barcelona – la metrópoli catalana
Todavía fascinados de la arquitectura de Antoni Gaudí tenemos que hacer las maletas. Nuestro tiempo en Barcelona ya está terminándose. Llegado con pocos ideas y planos, nos vamos con mucho más impresiones y memorias. Estamos seguros que no fue el último viaje a la metrópoli animada en el Mar Mediterráneo. Barcelona nos ha cautivado y la ciudad aún ofrece mucho más… a ver en que barrios damos la vuelta la próxima vez.